miércoles, 1 de marzo de 2017

La Competencia

Siempre nos enseñaron que la competencia es parte de la vida del hombre y la mujer, que la competencia es parte de la naturaleza, del mundo donde vivimos. Que la competencia es anterior a la concepción, antes de nuestra misma creación, cientos, miles, millones de espermatozoides compitiendo por llegar primero al óvulo, porque solo uno puede ganar, porque solo uno puede sobrevivir.
Tan arraigada tenemos la competencia que la adaptamos a todo lo que nos rodea, como los dedos que sujetan el mantel para sacudirlo y ponerlo extendido sobre la mesa, toda nuestra realidad, nuestra conciencia, es desplegada desde un punto para darle un sentido a nuestra realidad, competir.
En el ámbito educativo, ya desde los albores de nuestra razón se encuentra un sistema educativo competitivo, tus compañeros de colegio son un competidor más, “ser el mejor” es una de las consignas a seguir. Y ojo, no quiero decir que intentar ser el mejor este mal ni mucho menos, mejorar siempre debería ser una búsqueda interna, pero en este caso la pregunta que debiera hacer uno es: ¿Para qué? Porque al final existe mucha diferencia entre ser mejor, y ser el mejor.
Luego está el ámbito laboral, y es en éste punto donde me gustaría hacer énfasis, porque desde luego es donde pasaremos el mayor tiempo de nuestras vidas. Es aquí donde la competencia tiene un carácter prioritario y casi exclusivo. Competís por un mejor salario, por un mejor puesto, por mayor reconocimiento, para obtener mayor influencia, si trabajas en relación de dependencia, si sos dueño o manejas los hilos de una empresa, competís para bajar los precios, para vender más,  para ser más eficientes, en fin para obtener mayores ganancias. Todo  esto pareciera tener sentido, ser correcto y lógico, desprendiendo lemas como “la competencia, beneficia al consumidor”, “la competencia mejora los servicios/productos”, y todo esto parecería cierto. Pero, ¿La competencia es siempre buena entonces? ¿Siempre nos ayuda a mejorar? ¿Por qué necesitamos competir para mejorar? ¿Por qué tenemos que competir para realizarnos como personas?
Entonces ¿Hasta dónde es buena la competencia?, si para ser más competitivos tengo que pagar peores salarios y así bajar el costo laboral, si para que la gente acepte peores salarios tengo que forzar la situación, precarizar el trabajo,  si para forzar la situación tengo que extorsionar y/o reprimir, ¿dónde quedo la competencia que mejora? No, no y no, la competencia solamente es buena para quien se queda con la renta, para el resto no hay una meta, no hay un final con bandera a cuadros, ni un trofeo, ni medallas, ni guirnaldas, ni papelitos, ni aplausos, ni champagne. Hay peores condiciones, hay explotaciones, hay maltratos, hay esclavitud, y lo peor, no hay final.

¿Qué hacemos entonces con el trabajo?, es lo que deberíamos preguntarnos, es lo que deberíamos charlarlo, lo que debemos debatir, lo que debemos consensuar entre todos.  El trabajo es de todos, y no es de nadie,  por lo tanto si el sistema no nos deja elegir como queremos trabajar, cambiémoslo, no sería la primera vez que pasa.

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